Límites en el sexo

Según generaciones y como regla general, solemos tener unos límites distintos, pero considero que no todos los límites son reales, los hay también mentales. Distinguir entre ambos es más sencillo de lo que pensamos, aunque a veces la fuerza de la mente es muy poderosa e impide que descubramos lo que realmente nos gusta, lo que haríamos por ver disfrutar a otra persona y aquello infumable para nosotros.

Muchas veces nos obcecamos en una idea, incrustada durante años por la sociedad y solidificada por nuestro propio convencimiento de que eso es lo propio, creando una barrera de autoconocimiento y evitando que obtengamos experiencias impensables y fascinantes.

Límites sociales

Desde pequeños nos enseñan y convencen de mil formas, que el sexo es tabú, íntimo y prohibido en algunos casos, que solo debe realizarse según situaciones y personas, que está mal visto expresar curiosidades no convencionales y criticado el mostrar ciertas partes del cuerpo según el lugar y ante quién estás.

La sociedad ha creado una serie de normas de convivencia, para que aquellos más susceptibles de alarmarse, puedan vivir tranquilos, restringiendo la libertad de esa gente, deseosa de vivir la sexualidad de forma abierta y sin prejuicios, de mostrar lo satisfactorio que puede llegar a ser el manifestarse tal cual somos y lo placentero de explorar nuestro cuerpo sin limitaciones.

Limites mentales

Es por este aprendizaje vivido, que consolidamos, el ideal de que lo convencional y estipulado por la sociedad es lo idóneo y lo que realmente queremos. Nos conformamos y no buscamos otras opciones para vivir la sexualidad. Con el tiempo, la mayoría, se convence de que esto es lo que quiere y todo lo demás está fuera de lugar, no es para ellos e incluso en algunos casos hasta lo repudian.

Hablando abiertamente y sin censura, mostraré algunas frases típicas de gente con la mentalidad cerrada. «Un hombre de verdad no se deja penetrar por el culo, pues eso es asqueroso y antihigiénico.» sobre este punto, hablaré en otro post, ya que hay mucho para concienciar. Otra frase sobre los hombres: «Comerle o dejarse comer la polla por otro hombre, es de homosexuales (o bisexuales), y un macho alfa, nunca se deja tocar ni tocará jamás a otra persona con pene.» Esto me recuerda a las películas y series actuales que, hablan de deconstrucción masculina, tal cual. Estos dos ejemplos no son de extrañar, pues de toda la vida se ha visto como dos mujeres sí manifiestan sus sentimientos hacia otra persona, pero los hombres no, unas palmaditas en la espalda cuando se abrazan entre ellos es el toque límite masculino de amistad, nada de caricias ni demostraciones afectivas en público, no vayan a pensar lo que podría ser.

Y con estos ejemplos y otros tantos, podríamos hacer un debate de horas.

Límites reales

Cuando una persona decide romper esas barreras mentales y sociales, ya sea por su curiosidad o por rebeldía, por norma general, descubre que muchas de las situaciones que se había vetado, resultan ser extraordinarias y no quiere dejar de vivirlas. Algunos dan un pequeño paso para hacer su vida más animada, llevando su relación de pareja a un nivel más divertido, pero manteniendo la intimidad y el silencio ante el resto del mundo. Otros en cambio, rompen con todo lo establecido y se lanzan a seguir evolucionando como persona, a dejarse llevar por todo lo que podría ser placentero y lo que duda, pues hasta que no se prueba no se sabe como se sentirá.

La mayoría de los que dan este último paso y se alejan de su zona de confort, suelen descubrir que este espacio es el que necesitan y deciden quedarse en el mundo liberal, cada uno con sus límites y barreras. A más tiempo pasas en este mundo, más cerca estás de conocerte a ti mismo y alcanzar tus límites reales, aunque muy pocos llegan a alcanzar el punto final, pues la mayoría construyen su nueva zona de confort, donde tienen lo que necesitan y les llena en su día a día, pero esta vez por decisión propia y no de la sociedad.

Solo añadir un consejo, si todavía no has encontrado tu lugar perfecto de vivencias, no te apresures, tómalo con calma o, como todo en esta vida, te saturarás y acabarás aborreciendo esta libertad sexual. Siempre es bueno recordar tus inicios y alternarlos con alguna pizca de estímulo extra y novedad, para que este goce se extienda en el tiempo, sin contratiempos ni empaches.