
Llega el fin de año y es tiempo de meditar en nuevos propósitos, para mejorar nuestra calidad de vida y de los que nos rodean, en cambio, hay gente como esta escritora, que tiene propósitos nuevos durante todo el año, tanto a nivel personal, como literario.
Es importante aprender de lo vivido hasta el momento y utilizar nuestras experiencias para mejorar y no para bloquearnos, aunque a veces es inevitable crear muros, tras una decepción o fracaso.
Es momento para avanzar y esclarecer las ideas sobre nosotros, conocernos mejor y dejar de lado la opinión de los demás, para ser como realmente deseamos. A partir de este punto es donde comenzaremos una etapa de descubrimiento y satisfacción personal.
Metas personales
Podría contaros que, a corto plazo, sería estupendo tener más tiempo para crear historias llenas de Placer y, a largo plazo, que estas lleguen a miles de personas. Típico de cualquier escritora, en cambio no es el caso. Sí, esto está muy bien y sería descabellado negarlo, sin embargo, el que me conoce sabe que no soy una escritora convencional, ni voy a intentar alegrarte los oídos, soy sincera y transparente.
Mi meta es la de seguir creando historias reales, aun no siendo del agrado de muchos por ser no convencionales, por adentrarse en un estilo de vida censurado, por escribir sobre temas tabú y naturalizar situaciones donde hay mucho prejuicio. Por si no lo has adivinado, no escribo para agradar a todo el mundo, lo hago para expresar aquello que muchos no se atreven, por miedo al qué dirán, en cambio, yo soy de las que piensan, que no hay que tener miedo a vivirlas y a disfrutarlas.
Y sí, quiero que me lean, es la única forma de divulgar información más real y directa, sobre otras formas de vivir la sexualidad, distintas a la tradicional.
Proyectos atrevidos
Desde el minuto uno, mi intención es crear historias atrevidas, aunque como todo, mentalizar a la gente de que la sexualidad no es algo de lo que avergonzarse, tiene su proceso evolutivo.
En la primera novela, el autodescubrimiento personal, donde conocerse a uno mismo es importante para saber lo que realmente nos gusta, y no hay que evitarlo por el simple hecho de no estar bien visto en la sociedad que nos rodea.
En la segunda novela, te cuenta la posibilidad de expresar libremente las fantasías y que los miedos solo nos impiden disfrutar plenamente.
En la tercera, muestro la nueva mentalidad que traen los jóvenes, que eliminar etiquetas y tratarnos como personas, indistintamente del género o gusto sexual, es lo mejor que podemos hacer.
En la cuarta, todavía no disponible, me introduzco en un mundo oscuro e incomprendido, por su fama de salvaje, tanto por las prácticas que se realizan, como de la falta de información sobre aquellos que las llevan a cabo.
En la quinta, materializo algunos de los prejuicios, que ya comienzan a desaparecer, aunque de manera muy lenta y chistosa. Dinero, edad, diferencias culturales y otros factores que continúan marcándonos.
En la sesta, pongo de manifiesto algo que está en la orden de día, como es la mujer en todas sus variantes, incluyendo acosos, feminismo radical, o la simple incomprensión del amor dentro del mismo género.
En la séptima, la no monogamia se hace presente, el amor y la amistad sin límites. Volvemos a esa libertad generacional, en la que somos personas sin mirar el género, esta vez desde el miedo al acoso y la intimidación por ser diferente.
Si pensabas que aquí se terminan mis avaricias literarias, estás equivocado, pues en paralelo a estas novelas, algo muy atrevido y real se está cociendo.
Y hasta aquí puedo leer sobre el futuro y propósitos de esta escritora erótica.
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