
Una imagen sugerente, ya sea estática o animada, puede aumentar nuestra excitación. Los hay quienes las prefieren más explícitas, otros negarán rotundamente esta afirmación, mientras su cuerpo aumenta de temperatura y sus pulsaciones se disparan, junto a la respiración. Siempre digo que la mente es muy poderosa, sin embargo, en ocasiones, el cuerpo tiene vida propia y responde a ciertos estímulos de manera independiente. Esto puede deberse a distintos factores, entre otros, que nos estamos mintiendo descaradamente.
Por otro lado, colocarse frente a la cámara y dejarse acariciar por el objetivo, también puede resultar muy morboso.
Estimular la vista
Últimamente se habla sobre lo perjudicial de la pornografía, pues nos ofrecen un concepto distorsionado, de la sexualidad. En su justa medida y con el conocimiento adecuado, tanto sobre este medio de ficción, como de la práctica real, la visualización de pornografía ayuda a encender el fuego de la pasión. Ver vídeos o fotos en pareja, antes o durante el acto sexual, provoca un aumento de la actividad cerebral, lo que incita a un juego más fogoso.
Lo mismo ocurre, si la escena que admiras se encuentra frente a tí, de una forma más real y directa. Esto último sucede al acudir a locales swinger, donde el hecho de observar a otras parejas intercambiando besos, caricias y disfrutando de sus cuerpos, hace que tu propio cuerpo reaccione.
También está la opción de verte a través de un espejo, admirar lo que sucede, como si de una imagen ajena se tratase. Si no lo has probado, te animo a experimentarlo.
Exhibición candente
Otra forma de aumentar la pasión es mostrando nuestro cuerpo, ya sea ante una cámara o personas. Visualizar el propio placer hace que tomemos conciencia de que está en nuestras manos, disfrutar del sexo sin prejuicios. Estemos solos o acompañados, darse placer mientras nos observamos, es uno de los juegos más eróticos que podamos experimentar. Grabarse o fotografiarse, ver el resultado, incluso mostrarlo a esa persona de total confianza, causa una respuesta positiva involuntaria.
Si ante este juego de mostrarte y observar, dejamos los pensamientos negativos a un lado, el efecto que experimentamos es mucho mayor de lo esperado.
Ahora solo te queda despojarte de la timidez y jugar con el sentido de la vista.
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