
En todos mis libros aparecen escenas en un club swinger, no es pura casualidad. Considero que es un lugar importante para conocer un mundo libre de prejuicios, donde los cuerpos son un medio para sentir el placer que desea recibir nuestra mente. Son un lugar lleno de estimulos visuales, olfativos y sonoros, que no se encuentran en la intimidad del hogar.
No pretendo hacer publicidad extra de estos lugares, en cambio sí adentrarte en un entorno donde no se juzga a nadie por la forma de vestir, actuar, bailar o mirar. Por otro lado, tampoco lo recomiendo a todo el mundo, al igual que el estilo de vida liberal no está hecho para muchas personas. Para que tu experiencia sea de lo más satisfactoria, deberás olvidar lo aprendido, borrar de tu mente los prejuicios, eliminar miedos e inseguridades y entrar decidida a seducir, dejarte llevar por tus deseos y gozar hasta el último minuto de placer absoluto que quieras, sin importar lo que piensen o digan.
En estos locales, prima el respeto, el placer y la consensualidad.
Y por todo esto es por lo que me gusta introducir alguna escena, ambientada en locales liberales, pues mis historias están hechas con este propósito, mentalizar a la gente de que hay más opciones de las aprendidas hasta el momento. Existen una infinidad de opciones y cada cual puede adaptarlas a su manera, creando una forma de vida personal y única, basada en el respeto, la aceptación del prójimo y el consentimiento mutuo.
El mundo debería ser más permisivo, donde no se criticase los gustos, formas de vivir o pensamientos individuales. Debería ser más libre para que cada cual hiciera con su vida lo que sintiese que le beneficia para su disfrute y felicidad. Hasta entonces, estos lugares y otros más privados seguirán siendo un punto donde esconderse y poder ser uno mismo sin limitaciones sociales, solo con tus propios límites personales.
Crea tu propia página web con Webador